Si entendemos la fotografía como una técnica expresiva, entonces nos vemos obligados a pensar en su enseñanza como un proceso que estimula y promueve el desarrollo físico, intelectual y espiritual de quien la aprende.

Visto desde esta perspectiva, la enseñanza de la fotografía es idealmente un proceso personalizado y de acompañamiento continuo, a lo largo de las etapas que el estudiante va atravesando.


















Como fotógrafo y profesor, encaro este proceso como un vínculo a desarrollar. Donde el respeto, la confianza y el compromiso, deben ser valores que se practiquen mutuamente, entre quien enseña y quien aprende.

Como persona, me siento profundamente comprometido con la idea de educar para la libertad. La fotografía es un arte que permite la búsqueda de uno mismo en el reflejo que se produce, que nos obliga a mirar a nuestro alrededor y tomar conciencia de nuestro lugar en el mundo. Nos puede dar una dimensión de humanidad, nos puede enseñar el respeto por nuestro entorno y nuestros congéneres. En el respeto, hacia el resto y hacia uno mismo, es que se puede emprender el maravilloso camino del autoconocimiento y su realización. En ese sentido, la fotografía es un medio, un instrumento sumamente rico, donde el aprendizaje de su técnica nos da la capacidad de exploración en nuestra búsqueda.

Siempre en coherencia con lo anterior, es significativo para el aprendizaje, tener en consideración a la persona que va a aprender, en un sentido amplio, íntegro. Conocer sus inquietudes, los recorridos anteriores, el bagaje cultural, dará una mayor complejidad al trabajo emprendido.

Metodológicamente trabajamos con grupos reducidos, no más de seis personas. Esta modalidad, me permite conocer a los alumnos, saber con certeza qué han aprendido y cuánto pueden dar de su potencial, en qué necesitan apoyo. Por esto, en esta metodología, las evaluaciones tradicionales son innecesarias.


















Con respecto al estudiante, trabajar con pares le dará la oportunidad de enriquecerse, de ir más allá de su visión y, construir y practicar, una experiencia de socialización. Los alumnos podrán ver y comparar sus limitaciones como sus potencialidades, pudiendo encontrar recorridos compartidos. Los retos que significan el trabajo con otros, siempre distintos a uno, colaborará con un conocimiento más profundo de uno mismo.

Lejos de la idea de inmediatez, que parece signar nuestros tiempos, entiendo la vida, el mundo y sus artes, como procesos. No como resultados mágicos. Y por ello, mi metodología de enseñanza, promueve el aprendizaje por medio de la comprensión y el entendimiento, no se basa en recetas preconcebidas.

Aprender fotografía significa entenderla, desde un primer momento, como un todo compuesto por pasos interrelacionados, y no como la sumatoria de procesos aislados. Sólo siguiendo ésta línea de trabajo podremos entender, y no memorizar, razonar libres con un mar de conocimientos a nuestra disposición y con la capacidad de aplicarlos creativamente. Controlar los procesos y procedimientos fotográficos para poder pre-visualizar los resultados a la hora de la toma.

Los invito a acompañarme en este maravilloso proceso de aprendizaje de la fotografía.